Hace no mucho tiempo, estando en compañía de una chava de Israel tuve la oportunidad de ver en youtube un video de plaza sésamo en hebreo... como ellos lo conocen "Rechov Sumsum". Fue una experiencia muy chistosa, porque más allá de que Plaza Sésamo en hebreo "per se" es chistoso (Beto se llama Benzi, el comegalletas se llama Uggi, que viene de uggia o galleta), me recordó ese sentido del humor simplón que tiene Plaza Sésamo dirigido aparentemente para niños. Es justamente este sentido del humor lo que me llevó a esta reflexión que les comparto en el presente post. A coninuación les proporciono el link para que puedan ver el video, aunque no hablen hebreo da un cierto sentido de lo que les voy a contar, sobre todo porque a pesar de parecer un video infantil y algo tonto, me parece que se van a reír aunque sea un poco: http://www.youtube.com/watch?v=8tl5hxjNGsc.


En fin, el video trata de un pequeño mounstrito que le dice a uno grande "quiero estar allá" y el grande le responde: "pues ve allá", así que el pequeño va hacia donde se propone. Al llegar se encuentra con otro mounstro grande y le pregunta: "¿estoy allá?" a lo que el mounstro grande le contesta: "no, estas acá; si quieres ir allá, pues ve", entonces el pequeño emprende el regreso al punto de partida donde se encuentra con el primer mounstro grande y le pregunta "¿estoy allá?", a lo que éste le replica nuevamente "no, estás acá... ya te dije antes que si quieres ir allá lo hagas" repitiéndose esto varias veces hasta que el pequeño está tan confundido que se desespera, terminando la historia en confusión.


Podríamos pensar que se trata de una típica historia de Plaza Sésamo dirigida a niños que tiene un fin lúdico o pedagógico que al repetirse varias veces, le muestra a los niños la utilización del "acá y allá" en el lenguaje, demostrando la relatividad de los mismos, pues dependiendo de la posición en la que uno se encuentre, "acá y allá" aludirán a lugares físicos distintos.


Bueno, si llevamos esto un poco más lejos, podríamos pensar que esto es una representación, al modo infantil, de algo a lo que parece que nos sucede a todos a lo largo de nuestras vidas. ¿Alguno de ustedes, amigos lectores, no ha experimentado ya bien entrada su vida adulta la sensación de "estar acá y querer estar allá"? Y aún más, al haberse ido de "acá" hacia "allá", ¿no han añorado el "allá" que antes era "acá"? y si esto les ha sucedido, ¿no se han sentido incomprendidos por los otros haciendo evidente que el añorar, el verdadero añorar, es un asunto que se enfrenta en exclusiva soledad? Esto es un serio problema, si el "acá y allá" del lenguaje no se prestaran al equívoco no añoraríamos el lugar de orígen, no habría confusión ni ilusión de que el allá siempre sea allá, y el acá siempre sea acá...


La reflexión obvia que ahora debería de venir en el presente post sería "pensar sobre lo inconforme del ser humano, que al estar allá quiere estar acá y viceversa", sin embargo, yo solamente quería compartir con la comunidad lectora cómo en el fondo no somos más que niños modificados. Nuestros problemas existenciales no son más complicados de los que este pequeñín enfrenta en su conflicto al querer estar allá en lo literal del término. Justo porque no somos más que eso, es que nos provoca cierta gracia familiar este capítulo de Plaza Sésamo, nos es familiar y conocido, pues alguna vez estuvimos allá (en la infancia), pero yo diría que la infancia es más bien acá.


Así que eso de "ponernos en contacto con el niño interior" es para mi gusto medio falacia, porque el niño interior está acá, no allá... ¿Alguien quiere venir para acá?