Dan las 12:05 de la noche, mañana el se tiene que levantar temprano, así que apaga la televisión, se lava los dientes y se prepara para dormir. Es una noche fría, y contra su costumbre, decide no dormir en calzones y ponerse una pijama ligera (las de franela le han parecido siempre cosa de niños). Apaga la luz y se mete a la cama.
- “Mañana tengo que limpiar la casa y lavar la ropa, lo haré después de pasar al súper”
Son las 12:17, le quedan 5 horas 43 minutos de sueño, se gira sobre su costado, golpea su almohada para acomodarla y asume una posición fetal. De pronto, en su oído el tan temido sonido, la desesperación lo lleva a ahogarse entre sus cobijas, a golpearse la cara ante la impotencia, pero nada ayuda, el sonido sigue ahí, va y viene, se acerca amenazante para volverse a alejar dios sabe por cuanto tiempo. 12:34
- “Esto es demasiado, tengo que hacer algo al respecto”
Decide levantarse, avienta determinadamente las cobijas y enciende la luz. Ahí esta su enemigo, -“si tan solo hubiese cerrado bien la ventana”-, lo observa, merodeando el foco, parado en la blanca pared... estudia sus movimientos, los analiza, los prevé. Con mucha cautela toma un zapato del piso y... Zaz!, el mosquito ha muerto.
12:48, 5 horas 12 minutos para levantarse, se vuelve a acostar en la ahora fría cama y trata de asumir la misma posición... ya no la encuentra cómoda, se gira del otro lado, golpea la almohada, sus ojos empiezan a cerrarse.
- “Pobre mosco, no merecía morir”
El pensamiento se apodera de su mente, lo lleva de una idea a otra, empieza a pensar sobre la muerte, las ideas se empiezan a colar en su cerebro, hace conjeturas que no quisiera hacer. -“Y si muero sin merecerlo, no no, aun soy muy joven”-. Una vuelta mas, ahora esta boca abajo. -“Mis padres ya son mayores, ¿y si mueren pronto? debo de decirles que se cuiden mas, les llamare mañana”-. Se acuesta sobre su espalda, la idea lo paraliza. - “No pienses en eso, falta mucho para que suceda”-
El tiempo sigue pasando, el sigue girando en la cama, la sabana se enreda en su cuerpo como serpiente. - “Piensa en cosas buenas, piensa en cosas buenas”-, lo logra. Mañana es un día importante, empieza a darle vueltas en la cabeza, ¿Como será su vida cuando se gradúe?, ¿se casara?, ¿tendrá hijos?, el futuro lo empieza a traicionar.
2:04 - “Ya duérmete, mañana tienes la presentación en la que has trabajado todo el mes”-.
Empieza a pensar como será, hace un guión mental de lo que dirá, lo que le preguntaran, como les contestara, lo repite una y otra vez, considerando las distintas posibilidades. - “Mañana ves que pasa, ahora duérmete, pon tu mente en blanco”
2:48 - “Pon la mente en blanco, pon la mente en blanco, pon la mente...” - Sigue dando vueltas en la cama, ahora tiene ganas de ir al baño, tal vez es lo que no lo dejaba dormir. Va, regresa. Encuentra su cama toda deshecha, enciende la luz y estira las cobijas, se mete una vez mas y se trata de acomodar. 3:01
- “Si no duermo mañana será un desastre” -. La de miedo, pero finalmente lo hace, presiona el botón de su pequeño despertador el cual con una luz turquesa le dice que le quedan 2 horas 45 minutos de sueño. - “No es suficiente, necesito dormir al menos 6 horas”-. Ahora es muy tarde para eso, se empieza a preocupar por no poder dormir, se inquieta mas, duerme menos, se preocupa mas, es un circulo del que no puede escapar.
Son las 3:33 - “Bastaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!”-. Por fin lo logra, sus ojos vencen a su mente, se queda dormido. 4:17, el calor lo despierta, esta sudando, se arrepiente de haberse puesto la ligera pijama, se la quita y la arroja al rincón, pero no es suficiente, decide quitarse tambien la cobija, el aire lo refresca. El mounstruo verde turquesa le advierte que le queda 1 hora 40 minutos, se resigna y lo vuelve a intentar. Ahora se encuentra en un estado de estupor semiconciente.
5:10. Esta vez es el frió quien lo traiciona, estira su brazo y recoge la cobija, por su ventana puede ver ya como se acerca su próximo enemigo en su batalla contra morfeo, anunciando su llegada con un amarillento
resplandor.
6:00 -“Buenos Días!, espero que hayan descansado!” - Dice el locutor en la radio, a la vez que el se levanta de su cama, se siente un poco mareado, se mira en el espejo y ve sus conjuntivas inyectadas de rojo. Se baña, viste y sale de la casa con su cargado cafe en la mano, no puede pensar en otra cosa...
- “Quiero estar ya de regreso en casa y dormir, solo dormir...”