Antes de hacer esta profunda reflexión sobre una forma de vida poco común, quiero disculparme con todos aquellos que leyeron mi primer y único blog sobre las tarjetas de debito…si ya lo se que fue hace mucho tiempo, y no es que me haya quedado sin ideas frescas…mi vida se basa principalmente en problemas con instituciones bancarias y tramites burocráticos pero no estaría tan divertido escribir únicamente sobre ese tema…no vaya a ser que algún día me cite Hacienda o la Profeco por ver el Blogg.

Pero sin hacer mucho hincapié y atendiendo la necesidad del blogg y sus creadores traigo esta semana desde el inframundo de la sociedad mexicana “La cultura del plastiquito”, una idea desarrollada por “El Leon” y yo…y escrita por mi, aprovechando mi vocación que no conocía y que me dio una nueva chamba en Grupo Editorial Expansión.

“No se lo quites, así no se raya”, “Si, si ya se que se ve naco pero lo acabo de comprar y pues así se protege mas”….estas son algunas respuestas de la sociedad del “plastiquito. ¿Cómo es esa sociedad? Básicamente son el grupo de personas (en algunos casos me incluyo) que NO le quitan los plásticos que protegen los distintos artículos que compran. Algunos de ellos son: Celulares, computadoras, Discmans o Dics man (por si no le entienden), Ipods, audífonos, coches (si, aunque no lo crean el plástico que protege los asientos), discos (los cuales aun mantienen su calcomanía de descuento de 1973), sillones (los de muebles Troncoso…de Chabelo).

Un día en la vida de una persona amante de las estampitas se podría describir así: Se despierta por la mañana y se da cuenta que dejó la televisión encendida, se acerca a apagarla porque no haya el control, pero fácilmente encuentra el botón en el equipo, debajo de una etiqueta que dice “24” resolución asombrosa”. Después de asearse comienza a vestirse, cada vez más son los pelos que haya adheridos a la estampa de tira que indica la talla de sus jeans (24 24 24 24). Al ponerse su camiseta de algodón se regocija al darse cuenta que se ha mantenido en su lugar esa estampa indicadora del material (100% cotton).
Toma una de sus dos relojes que fueron regalos de hace 10 años, ambos con sus “plastiquitos” correspondientes uno en la cara y otro en el dorso. Sorprendido e indignado por el milímetro que ese ha movido la estampa con el tiempo, dejando una huella polvorosa y peluda detrás, trata de reacomodar la circunferencia en su lugar.

Se sube a su coche, que seguramente tiene todavía ese plástico azul en los rines y una bolsa del mecánico para cubrir su asiento, que mantiene para la conservación del mismo, al igual que los forros que ha instalado en su sala nueva.




Ahora un listado de las situaciones incomodas por vivir con el plastiquito:

Tus invitados al llegar a tu casa no quieren sentarse en los sillones ya que la fricción, el sudor de las piernas (en caso de tener shorts o falda) hacen mas incomoda la visita además de causar un sonido horrible al moverse que podría confundirse con alguna flatulencia


Tienes que estar pendiente de tus artículos electrónicos cuando los prestas, por ejemplo el IPod para que no le vayan a tocar la miquita de fábrica de la pantalla por lo que te obsesionas con el trato de tus cosas.


Evades la calcomanía de la laptop que dice “Pentium II” cuando actualmente ya vamos en el cuatro, tratando de no apoyar la muñeca cuando escribes sobre la estampa


Te crees un coleccionista de discos por conservar las etiquetas de descuento de los discos de tu papa que datan de 1973 aunque actualmente existan los mismos y más baratos.


Tu celular no se ve ni madres porque el plástico que protege la pantalla esta doblado de las esquinas y lleno de polvo.

¿Tú eres uno de esos? Piénsalo….cualquiera puede ser