Últimamente, y cada vez más, hay un tema que ocupa los pensamientos de las personas que pertenecen al grupo de edad en el que yo, y muchos de ustedes lectores, se ubican (alrededor de los 25 años). Este tema es objeto de muchas reflexiones, controversias, deseos, expectativas; no es otro que el tema del matrimonio. He estado pensando mucho alrededor de este tema y quisiera comaprtir con ustedes algunas de mis reflexiones.


Lo primero que viene a la mente al pensar en el matrimonio es "de por vida"; "hasta que la muerte nos separe", bueno, no hay nada más ajeno al judaísmo, porque como ustedes saben, el divorcio en el judaísmo es absolutamnte legal y permitido. En la ceremonia judía del matrimonio en ningún momento se habla de "de por vida", lo que es más, los novios se desposan de acuerdo a la ley de Moisés y de Israel, no exactamente en nombre de Dios; a diferencia del matrimonio cristiano, donde el matrimonio es unido por Dios (que es puro amor, a diferencia del Dios judío, que sabemos no es solo amor... se enoja con frecuencia), y por lo tanto no pude ser disuelto por el hombre. En el judaísmo, si observamos cuidadosamente, se trata más bien de un arreglo, de un acuerdo; la ketuvá (el documento que se firma en la boda) no es otra cosa que un contrato convenido entre el novio y el padre de la novia, mediado por el rabino, donde se acuerda el matrimonio entre los novios; significando entonces al matrimonio más como un acuerdo de orden social, que de orden divino. No es de asombrarse que en Israel no exista el matrimonio civil; realmente no hay necesidad, pues el matrionio no es "la consagración de un amor eterno sacramentado por Dios", sino un organizador social, "civil" al interior del judaísmo.


Entonces podemos pensar que el imaginario social imperante relativo al matrimonio es el cristiano, pues en general, se piensa que el matrimonio debe ser de por vida y está indudablemente ligado al amor. Aún al interior de la comunidad judía es ésta la idea que impera y no la original idea judía del matrimonio. Esto se debe a la evolución de la idea que socialmente se tiene del matrimonio, que ha evolucionado en direcciones diferentes y mucho más rápido que las actuales instituciones sociales judías. Si las leyes judías no cambian, es porque la sociedad judía ya no les asigna la importancia que anteriormente tenían; reflexionen sobre esto un momento: alguno de ustedes que piensa o ha pensado en casarse, ¿piensa en el matrimonio de por vida y ligado al amor o piensa en un contrato económico/social? Yo creo que generalmente se piensa en la primera idea, claramente no ligada al judaísmo. Esto no quiere decir que "el amor" en el judaísmo no exista, para nada, es cosa de leer El Cantar de los Cantares para comprobarlo, solamente estoy hablando del "matrimonio como institución".

Entonces, ¿de dónde proviene la idea de matrimonio que impera en la sociedad tradicional? Me parece que tiene dos herederos principales: el cristianismo y el romanticismo.


Como dije antes, el crisitianismo concibe al matrimonio como una unión de orden sagrada (hecha por Dios) y por lo tanto, indisoluble por el hombre. En el cirstianismo Dios es puro amor, y al ser el matrimonio una unión fundada en lo amoroso, entonces será una unión relativa a Dios, sagrada por lo tanto. Pero esto no siempre fue así, pues esta nueva explicación proviene del romanticismo, donde el amor es puesto al interior del matrimonio. Antes del siglo XVIII - XIX, el matrimonio era una institución de orden civil que permitía la organización de la sociedad, la crianza y educación de los hijos, la herencia de los bienes, etc. El amor estaba puesto fuera del matrimonio; en la edad media se reivindicaba "el amor cortés" y éste siempre estaba fuera del matrimonio, o sea, uno podía estar casado con una mujer, pero amar a otra y, aunque el amor terminaba en tragedia, así era la manera como se le veía. Así que en el romanticismo la idea de matrimonio cambia; el matrimonio ya no es solo con el objetivo de un arreglo social, sino que la pareja que se elige es la persona amada. Pero paradójicamente, al poner al matrimonio y al amor juntos, éstos entran en discordia, pues el amor es (o puede ser) efímero y el matrimonio no; y esto, como sabemos todos, puede ser un verdadero problema, pues el divorcio, aunque cada vez menos, sigue estigmatizado, ligado al fracaso y al pecado, o como es el caso del cristianismo, prohibido.

Entonces después de haber revisado un poco de dónde viene lo que hoy es el matrimonio, yo me pregunto si lo que representa el matrimonio es lo que verdaderamente creo que es al amor y quiero para mí. Siempre está la posibilidad de "hacerse de la vista gorda", pero el innegable hecho es que si me quiero casar en el judaísmo, tendré que firmar un contrato con mi suegro en el que acuerde el matrimonio, objetivizando o cosificando a mi futura esposa. ¿Será que eso es lo que quiero? ¿Será que eso es lo que ella quiere? O más aún, si me caso en el judaísmo, ¿tendré que escoger a la mujer que amo o más bien con la que quiero tener hijos y administrar herencias? ¿Debo de desear que el matrimonio dure para siempre, o hasta que ya no quiera más y quiera divorciarme, siendo esto perfectamente legal?


Surgen un montón de preguntas; muchas que no tienen respuestas, muchas que seguramente voy a ingorar y muchas que sí tienen respuesta. Sin embargo me parece que lo esencial en este asunto es vivir la vida con conciencia, no en automático. Decidir o pensar en casarse sin jamás verdaderamente haber pensado en lo que es el matrimonio, para mí no tiene ningún sentido, pues lo importante, creo, es asignarle una signifiación personal al matrimonio, y en general a todo lo que se hace en esta vida. La pregunta más improtante es: ¿Qué es el matrimonio para mí? (para cada uno). Pero no nos engañemos, documentarse y pensar tantito siempre ayuda. Espero que cada quien se case no por las razones equivocadas y no con ideas que parece que "son así y siempre fueron" (ej: "me caso con el/la que amo..." esto no siempre fue así, seguramente no lo será para siempre), sino por las razones correctas, o sea, por el significado personal reflexionado que se le asigne al matrimonio.


Felicidades a los que se casan.