Cuando estoy estresada, cansada, desubicada y más, pienso en las pequeñas tareas que me hacen feliz y me dedico a ellas.

Me asombra como en su mayoría son acciones simples e incluso cotidianas. Digo me encantan las emociones fuertes, enamorarme, tener sobrinas, amigos, viajar, etc. Pero, para consentirme recurro a esos ratitos en los que me siento yo misma y disfruto más.

Entre ellas encuentro cosas como una buena pelicula, las papas fritas de pollo rostizado, estar picada con una buena novela, escuchar música mientras hago ejercicio, reirme a carcajadas, hacer algo ridículo, mmmm... palomitas, pintar un dibujo con colores vivos en verdes, azules y rojos, caminar, caminar y caminar, tirarme a ver tele toda una tarde sin ningún remordimiento, pasar tiempo con mi familia sin peleas ni discusiones y quedarme unos minutos más en la cama antes de empezar el día, sólo por mencionar unas cuantas.





Lo que quiero decir, es que me da gusto ser una persona a la que la hace feliz estar consigo misma. Lo que yo he aprendido hasta hoy, es que contar con uno mismo es tal vez, lo más importante en esta vida. En buenos y malos momentos confío en que podré apapacharme, consentirme, permitirme ser irresponsable, drámatica, divertida, entregada y lo que sea. Serme fiel en todo momento.


No sé si pasaré él resto de mis días con
el hombre de mi vida, lo que sí sé es
que yo soy el amor de MÍ vida...