Nuevamente estoy aquí frente a la compu con un tema en la cabeza del cual me gustaría hablar un poco. Ustedes disculparán, pero obviamente es un tema de psicología, más bien de psicoanálisis, pero van a ver que justamente por ser un tema así nos toca a todos. Además ya saben que me gusta intensear... En cuanto al título, no pude decidir cuál de los dos le iba mejor al post, pero creo que los dos juntos funcionan mejor, ya me dirán ustedes qué opinan.


Muchas veces me he topado con gente que me pregunta: ¿Qué es la psicología? o ¿Qué es el psicoanálisis?... ¿Todo se puede analizar? ¿Me estás analizando ahorita??!!! Y mi respuesta siempre es: "no", porque es verdad que en psicología nos enseñan a escuchar "más allá", o sea, los sentimientos que hay detrás de lo que la gente dice, pero en verdad el único que se puede analizar es la propia persona. Inclusive alguien que va a psicoanálisis "se analiza", no "lo analizan". Y este nos es sólo un truco para que la gente se sienta más comoda hablando con un malvado psicólogo analizador, sino una verdad que a continuación voy a ejemplificar.


Cuando vemos el acta de nacimiento, nuestras identificaciones, algún contrato o documento importante, ¿qué es lo primero que vemos? Antes que absolutamente nada, vemos nuestro nombre. Al igual que al inicio de la mayoría de algún contacto social con cualquiera o de cualquier plática, lo primero que se menciona es el nombre; "Hola X, ¿cómo estas?". Cuando vamos caminando por ahí y de repente escuchamos una palabra, un "fonema" que por sí mismo no significa nada, y que reconocemos como nuestro nombre, volteamos y he ahí la persona que nos llamaba a lo lejos; o también pasa que volteamos y pensamos "oops, aluciné", ya que en realidad no había nadie que nos llamara, pero la similitud al sonido de nuestro nombre propio nos hizo voltear... ¡La pura similitud al sonido de nuestro nombre nos hace voltear! Y bueno, uno podría pensar que ¡claro! si así nos han llamado siempre, ya estamos condicionados a eso... Pero bueno, el punto no es ese, sino el hecho de que nuestro nombre propio tiene una gran importancia para cada uno. No hay nadie a estas alturas que no haya establecido una determinada relación con su nombre propio; hay algunos que se sienten totalmente "Pedro", otros que también, pero desafortunadamente se llaman "Juan"; cualquiera que sea el caso, cada quien tiene un cierto sentimiento hacia su nombre.


Ahora, si lo pensamos bien, nuestro nombre propio no tiene nada de propio. Es una palabra que a veces por sí misma no significa nada (a veces sí, si es que etimológicamente dice algo), es una palabra que proviene de otro lugar que no es nosotros mismos: de la tradición familiar, de la cultura y en última instancia, de nuestros padres o quien sea que nos haya nombrado. El nombre propio es la primera marca de lo externo en esa persona recién llegada al mundo, es una marca de la cultura, del lenguaje; y le es absolutamente ajeno, proviene del otro... ¿No sería más correcto llamarle Nombre Ajeno que Nombre Propio? Hasta ahora parece que sí... Pero justamente aquí interviene el psicoanálisis.

El psicoanálisis se plantea a sí mismo como un lugar donde el nombre propio se puede convertir en un propio nombre; sutil diferencia, ¿no? Al analizarse una persona tiene la oportunidad de hacer algo con ese nombre propio que le es ajeno y que sin duda lo marca; tiene la oportunidad de construir un propio nombre, es decir un nombre que en verdad sí represente lo que esa persona es. Esto es una metáfora de lo que es el psicoanálisis: un tiempo y un lugar en los que la persona puede identificar aquello que él piensa que es, y luego ver qué de eso es realmente suyo y propio o le viene de otro lado; de sus padres, de la cultura, del lenguaje, en última instancia de "lo otro" (lo que no es propio), y así encontrarse a sí mismo y finalmente nombrarse. Poca cosa seguro no es.

Así que por eso es que cuando me topo con alguien que me pregunta: ¿Me estás analizando? Contesto "no", porque finalmente el único que puede analizarse, y en última instancia, nombrárse a sí mismo, es él, pues si "yo lo analizara" ¿no esatría repitiendo lo mismo en cuanto a que "el otro me diga quién soy", como cuando fuimos nombrados por nuestros padres?

Así que bueno, yo creo que lograr un propio nombre no es sólamente uan tarea que se hace en psicoanálisis, sino en el vivir diario... Claro que ese vivir diario no es cualquier vivir diario, sino uno de búsqueda y construcción de un propio nombre, de conciencia y decisión.


Espero haber podido compartir con ustedes lo que es, a mi forma de ver, el psicoanálisis, y sobre todo un poquito de mi pasión por éste.